De puerta a puerta

Las ventanas y puertas no sólo separan los interiores del mundo externo, sino que también contribuyen significativamente al carácter de una fachada o habitación. Ya sean acogedores o extravagantes, los deseos de los clientes son individuales. Por eso, en Josko, experto en puertas y ventanas, la función y el diseño van de la mano. La empresa, que empezó como carpintería unipersonal en 1960, facturó 215 millones de euros en 2022 con más de 1.000 empleados. En su sede principal, idílicamente situada en Kopfing im Innkreis, en la Alta Austria, Josko produce ventanas de madera, plástico/aluminio y aluminio, puertas de casa y puertas interiores en 39.000 metros cuadrados.

Siempre con la sostenibilidad en mente. Josko utiliza rutas de transporte cortas y obtiene su madera principalmente de bosques locales. Los residuos de producción se reciclan o se utilizan para alimentar la central eléctrica de biomasa de la propia empresa. Esto permite al fabricante cubrir parte de su exigencia de electricidad con recursos renovables. En cuanto a los empleados, también se presta atención a la protección del medio ambiente. Josko forma a trabajadores cualificados y mantiene así cortas las distancias de trabajo en una región bastante débil desde el punto de vista estructural.

La ergonomía también es importante para la empresa para no perjudicar la salud de sus empleados. Numerosos sistemas de Schmalz apoyan a los trabajadores cualificados en el handling de las piezas, a menudo pesadas y voluminosas. Por término medio, una puerta interior pesa entre 70 y 80 kilogramos. Sin embargo, también es posible alcanzar los 100 kilogramos. El tamaño es variable, con una anchura máxima de 1,3 metros y una longitud máxima de tres metros. En resumen: una sola persona no puede mover las placas sin ayuda para levantarlas y el trabajo sería agotador y estresante para dos empleados. Por ello, Josko utiliza distintas soluciones de handling en cada estación.

Josko buscaba una alternativa porque ya no se disponía de piezas de repuesto para el antiguo sistema de volteo de la lijadora. "El nuevo sistema pretende aliviar a nuestros trabajadores cualificados y aumentar el grado de automatización", subraya Rainer Plöckinger, capataz de puertas de interior en la delegación de Kopfing. Como Schmalz ya tiene numerosos productos en producción, Josko volvió a voltear de nuevo a los expertos en vacío.

Junto con la empresa industrial, Schmalz Austria se puso manos a la obra para desarrollar un sistema adecuado. Otra exigencia de Josko era que el nuevo sistema ya no requiriera programación manual. "La lijadora WEBER KSF, dos robots Kuka y nuestra solución de manipulación trabajan juntos de forma totalmente automática", explica Christian Prießner, gerente de Schmalz Austria.

Protegido tras unas rejas, el primer robot coge una pieza en bruto de la pila y la coloca en una cinta transportadora delante de la máquina. La hoja de la puerta pasa por la máquina, que calibra y rectifica la superficie. En el otro lado, el segundo robot recoge la pieza en bruto y la coloca desde arriba en una estantería situada entre las dos máquinas. El primer robot vuelve a recogerla desde la parte inferior, voltea de nuevo la hoja de la puerta y la coloca delante de la lijadora, con el reverso hacia arriba. En la segunda pasada por la máquina, la otra mitad también recibe ahora su acabado. En cuanto finaliza el proceso del anverso y el reverso, el segundo robot coloca la puerta en la pila de "acabados".

Una garra de ventosas de Schmalz garantiza un agarre seguro. Con unas dimensiones considerablemente mayores que el animal reptante y diseñada por los expertos en vacío para satisfacer las exigencias exactas de Josko, una de estas garras se asienta en cada brazo del robot. El bajo peso de los componentes básicos fabricados con perfiles de aluminio permite ciclos rápidos, y el sistema de ventosas FMP-S con esponja hermetizante es perfecto para el handling de piezas pesadas y rugosas, como las hojas de las puertas. La generación de vacío tiene lugar a través de una conexión a la red de aire comprimido y se controla mediante válvulas. Gracias a la monitorización del sistema integrada y a la tecnología de sensores, las garras de ventosas trabajan con absoluta seguridad de proceso.

La interacción entre el robot y la garra mueve entre 70 y 80 hojas de puerta al día, que pasan por la estación de trabajo en un turno de ocho horas. Desde la puesta en marcha en 2020, el sistema ha procesado alrededor de 50.000 hojas en bruto, de forma totalmente automática y ergonómica, sin sobrecargar a los empleados con actividades extenuantes como mover los pesados elementos. "Estamos más que satisfechos con la solución", subraya Plöckinger. "Sólo si falla la potencia, la máquina se para", dice guiñando un ojo. Pero, afortunadamente, eso aún no ha ocurrido. Lo más destacado para el personal: en el sistema se almacenan dimensiones individuales para distintos formatos, que los especialistas sólo tienen que seleccionar a través de la pantalla. Por fin, la programación manual es cosa del pasado. "También hemos eliminado una posible fuente de errores", añade Plöckinger con satisfacción.